top of page

CUANDO OIGO NUESTRA CANCIÓN

Hay cama revuelta de ausencias, hay filo.

Ambos me insisten en supurar la tinta

capaz de tatuar partituras livianas.


Silencio travestido de muladar,

se hinca a recibir mis notas placentas,

lentos derrames de seda de ataúd:


Voraces frecuencias

punzantes, agudas,

metálicas garras

onomatopeyas.

Disturbios de ecos

desgarran mi ego:

ruido, todo, ruido:

estallan las ondas,

tímpanos, timbales,

mis ansias, mi caos.

Silban estridencias,

ruido, al fin, ruido.


Heridas artesonadas me consisten.

Lame mis límites la música oval

que hiede a tu nombre, aún encaramado.


Hay membranas destrozadas, hay memorias.

Estas llamas embrujadas me devuelven

desganos impacientes por ti cantados.


I. Glaf





5 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Coyoacán: un solo barrio. Colores de mi barrio, colores permanentes de mercado, de ventas callejeras y restaurantes de banqueta, con fiesta cada ocho días que se empatan unas con otras y así vivimos e

Oganeson Escucha ese son Que tiene Caliope Para el reventón Copernicio Me saca de quicio Urania y su vicio De ver tanto el sol Zirconio Conozco a un demonio Que Eratro en un rato Mato de pasión Boro E

bottom of page