COMALA

Imagen tomada de Internet
El primer día de noviembre y como todos los años, Comala se vestía con sus mejores galas y, en vez de la sempiterna guirnalda de flores de cempasúchil que adornaba calles y avenidas, en ésta ocasión era reemplazada por rosas multicolores, gardenias, violetas.
El hosco gesto de ceño fruncido y pálida mirada de sus moradores, entre otros, el de Pedro Páramo e hijos, esbozaban apenas tímidas sonrisas.
Y no era para menos, este día de fiesta tornaban los vivos a visitar el pueblo.
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